viernes, 18 de septiembre de 2009

Vivencia Invierno 2009, Pedro de Valdivia

Video hecho por nuestro amigo y calcuteano, Jonathan Navarro.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Invitación Calcuta 2009

“Las personas son irrazonables, inconsecuentes, ámalas de todos modos. Si haces el bien, te acusarán de tener oscuros motivos egoístas; haz el bien de todos modos.”

 Madre Teresa de Calcuta


 Amig@s míos:

 La pobreza en Chile no espera ni se esconde. Habita tras cada puerta, en cada esquina, entre los más desposeídos materialmente, pero también en aquellos que en apariencia no necesitan nada.

 La Corporación Calcuta Concepción te invita este viernes a las 16 hrs. a una charla a realizarse en el auditorio 106, frente al auditorio Salvador Gálvez, en el edificio central de ingeniería de la Universidad de Concepción. En ella daremos el vamos a la Vivencia que este invierno realizaremos en el sector Pedro de Valdivia Bajo, y en la cual eres importante e irremplazable, por lo que contamos contigo para ayudar a quienes más te necesitan.


 “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”

 

Madre Teresa de Calcuta


"Quien no vive para servir..."

Por Jimy Gallardo

siempre es dificil cavilar sobre un tema sin caer en la filosofía hueca y eterna; pero hablar sobre el voluntariado es aproximarse a la filosofía quizás desde su arista más práctica (si es que posee alguna, tengo la certeza de que esa es) y emocional, porque ser voluntario es pura emoción, más no emocionalidad.

Caco alguna vez dijo (para los que conocen a ese "portento" de hombre adicto al buen vino) que ser voluntario es entregar la voluntad, pero, ¿a quién? Una opción es a quienes organizan, llamense estos vocal, coordinador o encargado (las discusiones semánticas al respecto me aburren), los cuales son los llamados a comprender de manera profunda el real sentido del voluntariado, más allá del trabajo mismo, más allá de lo material, e inclusive más allá de lo emocional. La coordinación se transforma entonces en un mediador entre el voluntario y el voluntariado.

Otra opción es a la comunidad misma, la que establece los límites dentro de los cuales se genera el voluntariado. Pero a veces hay que transgredir esos tímidos límites para poder hacer algo más.

Yo creo que esto de entregar la voluntad no es perder la autonomía humana de la que cada uno tiene una buena dosis. Creo que entregar la voluntad es sumarse a un bien común, a ser parte de de algo mayor, a sentirse comunidad, comunidad con la localidad en la que se ayuda, comunidad con tus pares.

Hay que olvidarse de las divisiones ficticias de áreas, la división que el mismo saber provoca; hay que avocarse más en lo que nos une (¿el servicio? ¿la idea? ¿el sentir?), lo que nos convoca y nos hace ponernos al servicio de una localidad que nos necesita tanto como cualquier otra. Y es que a veces la comunidad que nos acoge no dimensiona cuan cerca puede estar nuestra realidad a la suya, ni cuanto bien podemos hacernos mutuamente. Sólo hay que entregar la voluntad.

Cierro con un pensamiento a lo Wayne: "hay que hacer lo que hay que hacer", del resto nos encargamos después.

¿Qué es Calcuta?

Por Fernando Peña

Calcuta es un grupo de amigos que hace aproximadamente 6 años se planteó la idea de contribuir con su energía a la titánica tarea de superar la Pobreza en Chile, pero no solo desde aquel estado de carencias materiales que se perciben desde la estadística, desde las fichas de protección social o los diagnósticos sociales que se hacen al respecto, si no desde algo que corta transversalmente a toda la sociedad: la carencia de bienes espirituales. ¿Bienes Espirituales?: la falta de comunicación, la soledad, el individualismo y el desprecio injustificado a nuestro prójimo, el aumento de la violencia intrafamiliar, la drogadicción, el materialismo, etc., todos síntomas alarmantes de “algo” que supera la capacidad económica de los afectados, de “algo” que incluso las políticas públicas más avanzadas son incapaces de resolver.

Nos interesa mucho que los más pobres puedan vivir dignamente, que tengan un hogar, un trabajo decente, pero por sobre todo, nos interesa que la gente sea feliz…feliz con aquellas cosas simples que nos da Dios, y que por lo tácito o recurrente, pasan por alto, desapercibidas…como dijo Warnken y Dostoyevksi: “El Hombre es desgraciado por que no sabe que es feliz”.

El Voluntario de Calcuta bien lo sabe, solo necesita tiempo y paciencia para escuchar las toneladas de dolor con que cargan los más humildes, no hay fonolas, ni pizarrenos, ni clavos ni martillos, solo ambos oídos dispuestos a escuchar, a vivir el dolor ajeno, a contribuir desde la amistad con una sonrisa…sin promesas, sin cheques en blanco, la gente nos abre sus corazones a la reflexión siempre necesaria, por que la gente sabe, que no solo de pan vive el hombre.

Desde marzo, Calcuta recorre Chile llevando la simpleza de su mensaje a cientos de jóvenes que comparten nuestra forma de ver la pobreza. 

Este año, y por 1º vez desde nuestra creación, esperamos realizar dos Vivencias simultaneas, una en San Bernardo, y otra en Concepción….no te quedes fuera, y súmate a esta hermosa iniciativa.

lunes, 25 de mayo de 2009

Calcuta


A la ciudad de Calcuta asisten diariamente cientos de familias en busca de un medio para sobrevivir y nos encontramos con un trozo de acera donde hay pobreza, alcoholismo, desempleo, violencia.
A pesar de que Calcuta esta cientos de kilómetros, existe un Calcuta al lado Nuestro: lo vemos pero no lo observamos, lo oímos, mas no lo escuchamos... es aquí en Chile, en el corazón de los más necesitados. Es en definitiva en la pobreza urbana, el denominado “cuarto mundo”, la cual tiene nombre y apellido.
Es a raíz de esto que creemos que no sólo bastan los recursos materiales para la superación de la pobreza; hacen falta manos solidarias y oídos que escuchen y atiendan día a día el letargo de la pobreza y la exclusión social.
Esto es lo que mueve el voluntariado de Calcuta. Creemos en el contacto directo con los más necesitados, en el establecimiento de lazos profundos y personalizados; para la superación de la pobreza no basta con estudiarla, hace falta sentirla, vivirla y palparla.
Calcuta nos da la posibilidad de ser personas más íntegras y darle un sentido más cristiano a nuestras vidas, de tomar en cuenta que nuestra vida tiene un sentido de transcendencia, y que ese sentido nos hace humano.